Encontrarán un hotel lleno de supervivientes al cataclismo...
Los tripulantes del Estrella Polar se dan cuenta de que están navegando sobre una ciudad sepultada bajo el agua. Sólo la parte alta de un enorme rascacielos ha permanecido a flote tras el cataclismo. Mientras todos contemplan atónitos al ciudad sumergida, Ainhoa trata desesperadamente de contactar con Ulises, que no da señales de vida desde hace días. Armados con arpones y cuchillos, deciden abordar el edificio en busca del polizón.
Efectivamente, allí hay alguien esperándoles: las 193 personas que consiguieron sobrevivir subiéndose a lo alto del rascacielos y para los que el hotel se ha convertido en una cárcel de la que no tienen forma de escapar. El capitán es consciente de que en el Estrella no hay sitio para evacuar a tanta gente pero, del mismo modo, comprende que las personas están desesperadas y serían capaces de hacer cualquier cosa.
Gamboa tiene dos córneas perforadas y lo más probable es que se quede ciego. Estar convaleciente no es, sin embargo, impedimento para que siga haciendo de las suyas. Quiere que Ulises le ayude a trasladar el transpondedor al barco ruso. Ulises no sabe cuál es la finalidad pero accederá porque, a cambio, el profesor le ha prometido deshacerse de la comprometedora foto que guarda y que desvela la verdad sobre el pasado oculto del polizón.
Una chica deja una nota a Burbuja para encontrarse con él en secreto
Burbuja, ajeno a toda la tensión que reina a su alrededor, está viviendo uno de sus momentos más felices desde que tuviera lugar el cataclismo. Una chica desconocida le ha dejado una nota en la funda de la guitarra, quiere encontrarse con él en secreto. Burbuja, inocente, no interpreta nada sensual en el gesto, sólo cree que ha encontrado una nueva amiga. Salomé, sin embargo, no puede evitar temerse lo peor.
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