jueves, 5 de julio de 2012

Blanca Suárez: 'El Barco es popular porque es una serie que engancha'

Empezó con unas clases de interpretación para pasar el rato. Ahora, Blanca Suárez es una apuesta segura del cine español y se encuentra en su mejor momento. Sigue en la serie El Barco, y enamoradísima de Miguel Ángel Silvestre, su compañero de reparto en The Pelayos.

Tu trayectoria parece desmentir que la profesión de actriz sea un oficio duro. ¿Suerte, talento o una cara bonita?
Yo diría que es una mezcla de todo, pero dando prioridad al factor suerte. En mi caso ha ido todo rodado, pero tengo compañeros que han hecho estudios superiores en interpretación y siguen buscando representante y trabajo, y no lo encuentran. Lo de ser guapa ayuda al principio. Pero si no hay nada detrás, llega un momento en que eso solo no cuela.

¿Es verdad que, a pesar de estar empezando, ya echas de menos tener una vida normal?
Trato de ser lo más normal posible y mantengo mis amistades de siempre. Ayer hablé con una de mis amigas y me contó que ahora están de exámenes y que fueron todas a la biblioteca a estudiar; entonces pienso que quizá me esté perdiendo una etapa interesante en mi vida. Claro que, a cambio, tengo otras cosas.


¿Qué cosas? ¿Qué es lo mejor de ser actriz?
La accesibilidad que tienes a momentos y lugares, que no tendrías si no te dedicaras a esto. Por ejemplo, para rodar Carne de Neón nos fuimos a Argentina. Vivir en un piso en Buenos Aires los meses que duró el rodaje, conocer un país nuevo… Con la serie El Barco, vas en una embarcación a alta mar. Navegas dos horas mar adentro y vuelves de noche y, en cubierta, admiras las estrellas. Y otra cosa es el tema de la ropa. Me gusta la moda, y en esta profesión tienes acceso a todo tipo de firmas.

¿Te refieres a vestirte de estrella de Hollywood para las presentaciones y galas?
Sí, pero yo soy bastante informal. A veces intento esforzarme por ponerme zapatos de tacón. Me gustan las plataformas o los zapatos planos. O todo o nada. Miu Miu tiene cosas que son muy como yo, muy desenfadadas, muy frescas. ¡Me encantan sus zapatos y bolsos!

Cuando llevaste a tu madre al rodaje de Escalofríos, se decepcionó viendo cómo la trastienda del cine, algo tan fantástico a priori, es luego tan aburrida. ¿Te pasó a ti lo mismo?
Al principio, sí. Hay días que haces una escenita y te vas. La parte de atrás del cine tiene muy poco encanto. En una película de miedo no asusta nada, pero lo bueno es que luego ves el milagro del cine, de convertir todos esos momentos en algo mágico.

Con la fama de duro que tiene Almodóvar, imagino que no habría tiempo para el aburrimiento...
Mi experiencia con él fue fantástica. Estuve al principio, cuando todo el mundo tiene más ganas, y luego al final. Creo que eso también jugó a mi favor porque no trabajé las once semanas que duró el rodaje. Conmigo Pedro se portó estupendamente. No es que sea un director duro sino muy exigente, detallista y perfeccionista.

El sueño de rodar con Almodóvar ya se ha cumplido, ¿qué otros sueños te quedan por realizar?
Trabajar con Amenábar, me gusta mucho el cine que hace. En cuanto a extranjeros, desde Scorsese hasta Clint Eastwood. Me han dicho que resulta muy extraño trabajar con este último, pero es un gran director.

Muchos dicen que te pareces a Natalie Portman. ¿Te gusta la comparación?
Me encanta, es una de mis actrices favoritas, como Meryl Streep, Kate Winslet, Elena Anaya o Amparo Baró.

En Miel de Naranjas haces tu primer papel protagonista, ¿eso marca?
Ser la protagonista está muy bien, pero me parece un poco sobrevalorado. A veces los papeles secundarios son más intensos y, desde luego, uno puede no parar de trabajar haciendo secundarios. Protagonistas hay muy pocos, solo uno o dos en cada película.

Debido a tu edad, empezaste a trabajar en series destinadas a un público adolescente. ¿Qué tiene El Barco para ser tan popular?
Es una serie con todos los ingredientes para que enganche, pero no solo a adolescentes, sino a personas de todas las edades. Su éxito es que toca muchos temas: amor, amistad, misterio, aventuras... Por fuerza, alguno de estos aspectos tiene que gustar.

Parece que lidiar con la fama se te da bien. Sales con tu pareja en las revistas, incluso has comentado que no te importan las portadas ligeras de ropa.
De momento no tengo problemas con la fama. Mi popularidad no es tan grande como para hacerme cambiar mi forma de vida. Lo de las portadas ligera de ropa es un aspecto que, igual que el resto del marketing, has de estudiar muy bien, como lo de salir con tu pareja, para no estar en todas las revistas a la vez y aburrir al público. Todo depende de la imagen que quieras proyectar.

¿Y qué imagen te gustaría dar?
La de lo que soy: una chica sencilla, tranquila, llana. Trato de proyectar normalidad.

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